La Municipalidad Provincial de Arequipa inició un proyecto para recuperar y poner en valor las urbanizaciones tradicionales del Cercado de la ciudad. Ayer por la noche se entregó el adoquinado de La Perla y La Perlita.
Próximamente, se intervendrá en La Negrita, La Victoria, Juan de la Torre, entre otras urbanizaciones y calles emblemáticas que forman parte de la historia moderna de la ciudad.
El anuncio fue hecho por el alcalde de Arequipa, Víctor Hugo Rivera, durante la entrega de las vías adoquinadas a los vecinos de La Perla y La Perlita. En total, se trabajó en 14,000 metros cuadrados de calles, con una inversión superior a los tres millones de soles. Más de mil habitantes se beneficiarán de estas obras.
Durante la ceremonia, varios vecinos tomaron la palabra. Giuliano Vizcarra, presidente de la urbanización La Perlita, agradeció a la gestión municipal por haber culminado la obra dentro del plazo previsto. Por su parte, el alcalde aseguró que continuará trabajando en la recuperación de espacios públicos. El siguiente paso será la mejora del parque Las Condes, considerado uno de los pulmones verdes de la ciudad, con una extensión comparable al parque Selva Alegre. Anoche también se colocó la primera piedra de este proyecto, que no afectará las áreas verdes existentes.
El plan para el parque incluye la construcción de una cancha reglamentaria de básquet, una cobertura solar, un anfiteatro con iluminación, áreas de juego para niños y mascotas, y espacios para la práctica de deporte. La inversión total asciende a dos millones de soles y se espera que la obra concluya en un plazo de 75 días.
La Perla y La Perlita son urbanizaciones tradicionales de Arequipa, que comenzaron a desarrollarse tras los terremotos de 1958 y 1960. Los registros históricos indican que, en esa época, el área urbana de la ciudad solo llegaba hasta la Calle Nueva. Las celebraciones por los 400 años de fundación española de Arequipa impulsaron el crecimiento hacia el barrio de IV Centenario. En aquellos años, las avenidas Goyeneche e Independencia aún no existían, y el Colegio Independencia estaba rodeado de acequias y chacras.
Giuliano Vizcarra recuerda que, a finales de la década de 1950, apenas había cuatro viviendas en la zona. Con el tiempo, nuevas familias se fueron asentando en la urbanización, y La Perla y La Perlita no solo se convirtieron en áreas residenciales, sino también en sedes de instituciones educativas y comerciales.